ME HE EQUIVOCADO. LO HE VUELTO A HACER

Otra vez me he obligado a terminar un libro que no me estaba gustando. Tampoco es que no me haya gustado… es que a Morir con cero, de Bill Perkins, le sobran al menos 150 de sus 200 páginas.

El argumento del libro es impecable: “En lugar de centrarte en ahorrar para tener un gran frasco lleno de dinero que lo más probable es que no seas capaz de gastarte en vida, vive tu vida al máximo ahora: persigue experiencias memorables (…)”.

Es difícil no estar de acuerdo con esta idea, sobre todo cuando se presenta con realismo y sensatez. Bill Perkins no propone una vida disoluta ni sin objetivos. Lo que plantea es que pongamos en orden nuestras prioridades: que antepongamos la salud, la familia y la realización personal a la pura acumulación.

Estoy muy de acuerdo con esa aproximación. Intento vivir así, con equilibrio. Pero para recordarme lo importante, no necesito 200 páginas. El libro se hace repetitivo.

Yo, sinceramente, me quedo con unas estrofas de la chirigota Los Calaíta, ganadores del último Concurso del Carnaval de Cádiz. Dicen más en un par de minutos que muchos libros enteros:

“La minuciosa comparativa del Carnaval con la propia vida, que a fin de cuentas, no te das cuenta que es tan eterna como fugaz. Y, acabando su compás, es cuando somos conscientes que todo tiene un final (...).

Ríe, aunque no sea conmigo. Ríete de todo en la vida y canta. Rodéate de amigos y seres queridos, perdona y avanza, que no hay otra forma de estar en paz y de ser feliz. Jamás te olvides de ti. Cuando esto se acabe, no te arrepientas de ver la vida pasar. Vive. Tú, que aún estás vivo, aprovecha cada segundo y ama. Enséñales a tus hijos que no hay barreras ni miedo a nada (...)”.

Háganme caso: vean el vídeo. Merece la pena.

Y se ahorran 150 páginas.




Un anacrónico necesario

Siempre me ha contado mi padre que decidió involucrarse activamente en política —a la que ha dedicado buena parte de su vida— cuando conoció a Alfonso Guerra en un viaje de éste a Granada, en la década de los 70. “Alfonso es capaz de poner en palabras cosas que siento y no soy capaz de expresar”, me ha repetido en numerosas ocasiones.

Salvando las distancias —porque ni el interpelado en estas líneas es Alfonso, ni yo soy mi padre—, hoy me embarco en una misión ardua, pero conveniente: convencer a mi amigo y compañero en la Asociación Española de Secretarios Generales y de Consejo de Administración, Juan Ignacio González de Eugenio, para que publique regularmente una columna en la web de la Asociación.

Juan Ignacio es un excelente abogado, un intelectual anacrónico, profundo en el análisis, polémico y polemista, de pluma acerada y lengua afilada. Y es justamente por eso por lo que resulta tan conveniente su participación periódica: para retar las convenciones que alimentan la inercia de lo políticamente correcto y despertar —aunque sea fugazmente— conciencias.

No tengo duda de que las columnas que hoy propongo que escriba no tendrán ninguna utilidad práctica y, sin embargo, serán imprescindibles. Los intelectuales no nos dan respuestas fáciles, pero nos ofrecen las preguntas difíciles que deberíamos hacernos. Los necesitamos para que mantengan viva la llama del pensamiento crítico.

Juan Ignacio —si acepta la propuesta— perderá, sin duda, el reto de atraer la atención de los que somos sus potenciales lectores. Pero nos estará haciendo un favor que apenas sabremos agradecer, y que, desde luego, no podríamos pagar.

Escaldes-Engordany, 21 de marzo de 2025

Nuestras lecturas en 2024

Dice mi hija Lola, y con razón, que aún no hemos publicado el post en el que comentamos los libros que leímos en 2024, y como creo que es importante cumplir una promesa —especialmente si es a una hija—, aquí tenéis nuestras lecturas de 2024.

Pablo:


De mis lecturas, mi top 3 sería:


1.- "Lo que nunca cambia en un mundo cambiante", de Morgan Housel. No había leído nunca a este autor y me ha parecido destacable su claridad de análisis y la sencillez con la que explica asuntos complejos. Me gustó mucho también su libro "La psicología del dinero". He regalado ya ambos libros en un par de ocasiones.


2.- "The Almanack of Naval Ravikant"Empecé a leer este libro en 2023, pero lo abandoné porque me pareció un compendio de frases hechas y pensé que no me aportaría nada. Error por mi parte, porque, si le dedicas el tiempo y la atención necesarios, es un libro lleno de sabiduría


3.- "El Director", de David Jiménez. Deprimente y reconfortante a partes iguales. Deprimente por confirmar cómo funcionan las cosas; reconfortante porque aún hay personas que no están dispuestas a entrar en el juego. Una lectura interesante y amena. Muy recomendable.


En la parte de libros que menos me han gustado:

"El año de la langosta", de Terry Hayes. Y mira que "Soy Pilgrim", del mismo autor, me gustó muchísimo. Pero "El año de la langosta" tiene unos giros de ciencia ficción esperpéntica que no me permitieron engancharme y que hicieron que no disfrutara nada de su parte final.

Lola:


Por parte de Lola (13), su libro favorito ha sido "Powerless", de Lauren Roberts, porque es la mezcla perfecta entre fantasía y romance, y te engancha desde el primer momento.

El que menos le ha gustado ha sido "Danny, the Champion of the World", de Roald Dahl, lectura obligatoria en su colegio, que se le ha hecho un poco cuesta arriba porque está pensado para lectores que se están iniciando.

En 2025 llevamos buen ritmo de lectura. En unos meses, nuestro nuevo resumen.

Un abrazo a todos,

Lola y Pablo

ME HE EQUIVOCADO. LO HE VUELTO A HACER

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